Hacer unas obras en casa, comprar un vehículo, agrupar deudas... Son varios los motivos por los que se busca financiación. Ésta conlleva la solicitud de un préstamo que se puede efectuar a una o a varias entidades, siendo siempre recomendable comparar las condiciones de varias ofertas.
Es posible que, durante todo el proceso, además de cierta documentación (DNI, nóminas o historial laboral) que acredite que el interesado puede devolver el dinero que ha pedido más los intereses, la financiera pida un aval.
Expertos responden a cinco preguntas sobre esta figura, que debe hacer frente al préstamo en caso de que el titular no pague las cuotas.
¿Qué es un aval?
Se trata de una garantía adicional. Cubrirá los pagos del préstamo en caso de que el titular del mismo no abone las cuotas. Esta garantía puede ser material (bienes inmuebles o dineraria, por ejemplo) o personal de otro individuo (el avalista).
En caso de tratarse de este último, también deberá presentar al banco documentación que acredite sus ingresos, bienes y situación financiera (otras deudas que pueda tener).
¿Siempre es necesario?
Los bancos o financieras lo pueden pedir cuando, tras analizar el perfil de la persona que solicita un préstamo, tienen ciertas dudas de su capacidad de pago; bien porque el nivel de endeudamiento es superior al 25% o al 30% de sus ingresos, o bien porque tiene un historial laboral o perfil con cierta inestabilidad.
¿Qué obligaciones tiene el avalista?
Las mismas que el titular, ya que responde a la deuda de forma solidaria al préstamo con sus bienes presentes y futuros. Y, en caso de impago, tendrá que liquidar las cuotas. En este sentido, la financiera no está obligada a comunicarle los retrasos que pueda haber en los pagos.
¿Puede acabar en un listado de morosidad?
Sí. Si se diera una situación de impago por parte del titular del préstamo y el avalista tampoco abonara las cuotas, aparecerá registrado en los ficheros de impagados (asnef, rai, etcétera).
¿Qué hay que tener en cuenta al avalar?
Antes de aceptar ser aval de cualquier producto de financiación hay que ser consciente de las implicaciones que esto entraña, las obligaciones que se asumen y el riesgo que suponen. Así, en primera instancia, es aconsejable avalar a personas cercanas y responsables.
Otro aspecto a tener en cuenta son los ingresos del avalista. Éstos han de ser suficientes para hacer frente a sus gastos habituales y, en caso de que el prestatario al que se avala no la pagara, la cuota.