La moneda única se debilita por el temor a la recesión en Europa y el diferencial de tipos.
Un euro ya casi vale lo mismo que un dólar. La divisa común se ha desplomado en los últimos días a mínimos de 20 años y ayer llegó a cambiarse a 1,0072 ‘billetes verdes’, aunque posteriormente recuperó algo de terreno (1,0152). En lo que va de 2022 acumula una depreciación de alrededor del 10%.
La debilidad del euro responde a varias razones. Los temores de recesión en la zona euro se han agudizado en las últimas semanas ante la reducción del suministro de gas ruso a Alemania. El mercado teme un corte total de los envíos, tal y como advirtió el viernes la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, que no descarta una situación de “máxima tensión” en las próximas semanas. Esta situación provocaría energía más cara y riesgo de cortes de suministro, elementos que abren la puerta a una recesión, como apuntan los indicadores adelantados. El PMI compuesto de la actividad de la zona euro cayó a mínimos de 16 meses.
El dólar se fortalece ante la política monetaria más agresiva de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos frente al Banco Central Europeo (BCE), que aún no ha subido los tipos de interés mientras que el banco central estadounidense ya lo ha hecho en tres ocasiones. Este cóctel ha llevado a la moneda comunitaria a rozar la paridad contra el dólar, una situación que no se daba desde 2002.
Desde Monex Europe señalan que “cuanto más tiempo cotice el euro en estos niveles tan bajos, más probable será que el BCE intervenga, haciendo que se especule con un movimiento de 50 puntos básicos en su próxima reunión”. Ahora mismo, la expectativa es una subida de 25 puntos básicos el próximo 21 de junio y un incremento incluso mayor en septiembre si la inflación sigue desbocada, algo que ha confirmado el propio BCE.
“La semana pasada se puso fin a un primer semestre brutal para los activos considerados de riesgo. El temor por una posible recesión es ahora el principal impulsor de los mercados de divisas y el dólar estadounidense se ha beneficiado de ello”, indica Enrique Díaz-Álvarez, de Ebury. A su juicio, “dado que es casi seguro que se producirá una subida de tipos de 25 puntos básicos en la próxima reunión del BCE y no se puede descartar una subida de 50 puntos básicos en la siguiente, creemos que los niveles actuales a los que cotiza la moneda común ya reflejan muchas de las malas noticias y que hay margen para un repunte significativo cuando los activos de riesgo se estabilicen”.
Jordan Rochester, estratega de Nomura, ve al euro en niveles entre 0,98 y 0,96 dólares. Pero, ¿qué efectos tiene esta situación en los bolsillos? Como en las monedas, hay dos caras y los pros y los contras dependen de la divisa que se use.
- Comprar o vender en dólares es más caro. De este modo, los europeos tienen que pagar más, por ejemplo, por las materias primas, cuyo precio se fija en dólares, y en un momento en el que el petróleo y el gas están disparados. Las empresas estadounidenses pueden verse perjudicadas porque sus productos se vuelven más caros para los compradores extranjeros.
- Más presiones inflacionistas. Las personas que operen con euros tendrán una pérdida de valor en comparación con la moneda estadounidense, lo que se suma a la merma del poder adquisitivo que ya se sufre por la alta inflación, que está en máximos hitóricos por encima del 8% en la zona euro y del 10% en Espaaña.
Simon Harvey, director de Análisis de Mercado FX de Monex Europe, explica que “para la economía de la eurozona, una moneda más débil tiende a ser estimulante, especialmente para la balanza comercial de Alemania. Sin embargo, dada la actual crisis energética y la presión de la inflación interna sobre el consumidor dentro del bloque económico, una mayor depreciación del euro no hará sino lastrar aún más las condiciones de crecimiento y aumentar la presión sobre la inflación”.
- Trasvase de capitales de Europa hacia EE UU porque el dólar remunera más. El alza de tipos en EE UU ha elevado las rentabilidades de la deuda estadounidense al 3%, lo que atrae a los inversores que buscan mayores rendimientos. “Un BCE menos agresivo ante una inflación que continúa su escalada en Europa ha desencadenado una huida de los inversores del euro, acomodándose en el dólar estadounidense ante la respuesta de la Reserva Federal”, señala Diego Morín, analista de IG.
- Exportaciones más baratas e importaciones más caras en Europa. Por ejemplo, una empresa francesa o española tendrá que pagar más por comprar productos de fuera, sin embargo, tradicionalmente, la debilidad del euro dinamiza las exportaciones, al resultar más atractivas para los compradores extranjeros.
- Turismo. Mientras que los viajeros de EE UU que vengan a Europa podrán comprar más barato, los europeos que vayan a EE UU tendrán que rascarse más el bolsillo. Puede servir de consuelo el hecho de que el euro no es la única moneda que cotiza más débil que el dólar. En comparación con el año pasado, el euro es más fuerte que la libra, el rand sudafricano, el zloty polaco, la corona sueca, el peso chileno, el forint húngaro y la lira turca”, comentan en Monex Europe.
Fue en 2008, justo antes de la crisis financiera, cuando el euro tocó máximos al cambiarse a 1,58 dólares. Entonces, el BCE sacó su artillería monetaria para estimular el crecimiento y la divisa común empezó a depreciarse. Una subida de tipos por parte del BCE con el objetivo de ralentizar la inflación debería estimular al euro, pero el problema es que va con mucho retraso frente a la Fed. De hecho, Jerome Powell comenzó el endurecimiento monetario el pasado mes de marzo, con una subida de 25 puntos básicos, a la que siguieron alzas de 50 y 75 puntos básicos, respectivamente, en las dos reuniones siguientes.
Además, parte del mercado cree que el BCE podría aflojar en algún momento el alza de tipos para impedir la desaceleración económica.
FUENTE: CINCO DÍAS