El economista jefe del Banco Central Europeo, Philip Lane destaca la salud financiera de cara a la ralentización económica que se espera en el segundo trimestre
"Todos los análisis apuntan a que la economía europea se va a
ralentizar. Si seguimos creciendo de forma limitada o tenemos recesión no debe
dramatizarse. No vemos las mismas circunstancias de 2008", ha
afirmado el economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, en
una entrevista a Radio Televisión Española (RTVE).
En este sentido, el economista irlandés ha defendido que, a diferencia de lo ocurrido durante la crisis que desembocó en la Gran Recesión, el sistema bancario de la eurozona en general "está en buena forma", algo que ha extendido a los hogares y las empresas, mucho menos endeudados que entonces.
A diez días de la reunión del banco central, donde se fijará la cifra
de la segunda subida de los tipos de interés en lo que va del
año, la inflación sigue siendo la principal amenaza para la estabilidad
económica europea. En el caso de España, el IPC adelantado de julio se
situó en el 10,4%, constatando un estancamiento del episodio inflacionario con
tres meses consecutivos por encima del 10%.
La senda es clara: "Tenemos que seguir aumentando los tipos de
interés", afirmó Lane, aunque ha descartado una subida brusca y
aboga por aumentar el interés progresivamente, con sucesivas subidas, para
suavizar el impacto que supondrá para las familias, empresas y el sistema financiero.
Asimismo, el economista ha explicado que esta desaceleración del ritmo
de expansión de la zona euro tras el fuerte rebote experimentado a medida que
se levantaron las restricciones por la pandemia servirá a su vez de freno
de las presiones inflacionistas, que seguirán alimentadas, por contra, por
la incertidumbre relacionada con la guerra de Ucrania y la escalada de los
precios de la energía.
El objetivo de volver a situar el IPC en el 2% de estabilidad será un
proyecto a largo plazo, según el economista jefe del BCE, que ha defendido establecer
una estrategia común para los próximos seis o incluso doce meses. "Paso a
paso y no de golpe, para que las familias, empresas y el sistema financiero
puedan ajustarse", ha especificado Lane.
Incertidumbre
a la espera del avance de la guerra
Las previsiones de que la inflación en la eurozona se sitúe en un 7,3%
para final de año ya son papel mojado, y la semana que viene se actualizarán
las previsiones. A pesar de que la economía europea se haya "recuperado significativamente
tras la pandemia" en palabras de Lane, el aumento mantenido del precio
del gas en verano sigue incidiendo negativamente en la inflación.
Por otra parte, el economista jefe del BCE ha puesto el foco en la reducción de la demanda que se espera para el segundo trimestre del año, lo que supondría una ralentización económica y una reducción de la presión inflacionista. Aunque las consecuencias de que la guerra Ucrania y su incidencia en la economía, que dista de llegar a una resolución a corto plazo, seguirá condicionando el crecimiento económico y el alza de los precios que sigue vigente en Europa.