Muchos empresarios están respirando tranquilos porque sus empresas ya crecen de nuevo en facturación y beneficios. Hasta hace poco pensaban en vender y descansar o jubilarse, en pasar a una forma de vida menos turbulenta. Ahora dudan, ya no saben si vender o lanzarse a invertir.
En el mundo de la compraventa de empresas, lo mejor es ir contra corriente. Cuando ya no apetece suele ser el mejor momento para hacerlo. Son tres las razones que señalan que estamos en el mejor momento para comenzar con el proceso de venta de una empresa.
1. Estamos probablemente en la cumbre de un Ciclo Económico Alcista
Lo más recomendable es vender su empresa en un momento cumbre de un ciclo económico alcista. Ahora hay mayor abundancia de dinero, las bolsas están en máximos históricos y los compradores son mucho más optimistas. En estas épocas de boom económico es más fácil para los compradores financiarse para adquirir, ya sea a través de bancos o emitiendo da corporativa, lo que les permite pagar aún más.
2. Los Tipos de Interés están en mínimos históricos
Un elemento externo que es vital para determinar el valor de una empresa son los tipos de interés. Si los tipos están bajos, las compañías valen matemáticamente más.
Jamás han estado los tipos de interés tan bajos como ahora. Nunca han valido tanto las empresas. Los tipos inevitablemente volverán a subir con la inflación.
3. Vivimos un Océano de liquidez como jamás se había visto.
Un conjunto radical de políticas para salir de la crisis financiera del 2008 ha provocado un océano de liquidez de proporciones nunca vistas. El dinero en manos de los capitales riesgo está en máximos históricos, los balances de los bancos centrales están inflados y la liquidez de las empresas cotizadas está provocando una ola de concentración sectorial. Usted conoce su sector. Si ha comenzado la ola va a cambiar su estructura competitiva y sufrirán más los márgenes. Los últimos que queden sin participar en la concentración no podrán aguantar.
La venta de una empresa es una de las decisiones más importantes que un empresario toma en su vida empresarial. En muchas ocasiones, aunque tenga poderosos motivos para hacerlo, él busca excusas y argumentos para no dar el paso. No decidir es una actitud que también tiene consecuencias.
Si un empresario se propone abordar la venta o búsqueda de inversores para su empresa mi recomendación es que no busque un comprador, sino aquel para quien más valor crea para empresa y sus empleados; según mi experiencia, muy probablemente será un grupo extranjero pues tendrán menores redundancias, les dará mayor espacio de crecimiento y apreciarán el más valor que ofrece el acceso a un nuevo mercado.