Solo el 1% de los empleados puede concentrarse en el trabajo sin tomar medidas especiales. Los mileniales creen que un ambiente ruidoso es menos estimulante que sus mayores.
Cada vez más compañías optan por las oficinas abiertas como forma de organizar los espacios de trabajo. Sus defensores aseguran que estas favorecen la agilidad y la comunicación dentro de las corporaciones. Sin embargo, no todo son ventajas. El estudio Cuando los muros caen, elaborado por una consultora y una empresa de sonido, y para el que se han realizado entrevistas tanto a directivos como a empleados, revela que este sistema de organización va en detrimento de la productividad y la satisfacción laboral de los empleados.
El ruido se ha convertido en uno de los principales problemas de los nuevos espacios de trabajo, lo que obliga a muchos empleados a salir de la oficina cuando necesitan silencio y concentración. De hecho, tanto los ejecutivos como los empleados declaran percibir ruido de forma constante en el espacio de trabajo. No obstante, existe una brecha importante entre la percepción de ambos grupos, ya que si bien el 29% de los directivos cree que se están tomando medidas para paliar este efecto, solo el 13% de los colaboradores está de acuerdo.
En este sentido, el 54% de los ejecutivos sostiene que sus empleados tienen las herramientas suficientes para mitigar el ruido y las distracciones en la oficina. Sin embargo, solo el 29% de los trabajadores coincide con esta afirmación frente al 41% que lo aseguraba en el año 2015. Un problema que crece con la necesidad de estar permanentemente conectados, pues al tener que trabajar desde espacios no concebidos para ello, la incomodidad aumenta. Solo el 19% de los colaboradores asegura tener herramientas para inhibir el ruido y las fuentes de distracción cuando están trabajando en remoto.
Según el citado estudio, el 75% de los entrevistados admite que sale fuera de la oficina cuando necesita evitar distracciones, el 32% trabaja en grupos más pequeños o en soledad para concentrase, el 32% escucha música o ruido blanco en sus auriculares y el 21% acude a la sala de descanso. Unos datos que ilustran cómo las oficinas se han convertido más en un espacio del que evadirse cuando se requiere concentración. Solo el 1% manifiesta que puede concentrarse sin tomar medidas especiales frente al 20% que se mostraba capaz de hacerlo en el 2015.
Bienestar y productividad
Los impulsores del informe aseguran que el ruido y las distracciones, junto con la presión por estar permanentemente conectados, va en detrimento de la salud, tanto de los empleados como de los ejecutivos de la compañía, que se encuentran sobreestimulados y angustiados. Menos de una quinta parte de los encuestados describe su oficina como un ambiente tranquilo para trabajar adecuadamente, mientras que casi dos tercios sostienen que la falta de espacios silenciosos para un trabajo concentrado tiene un efecto negativo en su productividad, satisfacción y bienestar en el trabajo. También hace hincapié en que algunos directivos subestiman el impacto negativo que puede resultar de este efecto, ya que solo el 42% cree que el ruido en el trabajo va en detrimento del bienestar de los colaboradores, mientras que solo para el 36% podría perjudicar a la satisfacción de los mismos.
No obstante, el informe hace hincapié en que las compañías que no se toman en serio estos asuntos incurren en una pérdida de valor. El 96% de los directivos encuestados considera que la productividad de los empleados es crítica para el desempeño financiero de la empresa, pero tan solo el 40% cree que el ruido y las distracciones afectan negativamente a la productividad.
Los mileniales
Por su parte, la directora de soluciones de marketing para empresas, Jennifer Adams, asegura que “los resultados no dejan lugar a duda: los espacios de oficina abierta pueden permitir un ahorro general de costes, pero repercuten negativamente en nuestra productividad y bienestar”. La generación que tiene entre 22 y 36 años es la que está más acostumbrada a trabajar en espacios abiertos, ya que lo más probable es que empezaran su carrera directamente en este tipo de oficinas. Sin embargo, son los primeros en reconocer los problemas que presenta este tipo de distribución.
Aunque solo una cuarta parte de este grupo asegura que tendría mejor desempeño en una oficina privada, frente al 52% de los empleados más mayores, también tienen muchas menos probabilidades de considerar que un espacio ruidoso es más estimulante. Algo que solo defiende el 9% de los mileniales frente al 30 de los mayores de 37 años. Además, su grado de satisfacción con la distribución del espacio de trabajo también es menor (38% frente a 48%) y casi un 90% de ellos considera que la empresa debería tomar medidas para paliar el ruido y las distracciones.
Espacios infrautilizados
Una de los puntos a favor de las oficinas abiertas era que facilitaba la colaboración entre compañeros, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones no se obtiene el máximo rendimiento posible de esta forma de organización. El mencionado estudio hace hincapié en que para ello no basta con un espacio sin muros, ya que con frecuencia, los empleados no tienen lugares a los que acudir cuando necesitan reunirse con colaboradores que no se sienten cerca o estar en un lugar más silencioso.
Un problema que preocupa principalmente a la clase directiva, solo el 53% de ellos considera que las oficinas tienen suficientes salas silenciosas para trabajo que requiera concentración. Por su parte, solo el 21% de los trabajadores echan de menos más salas habilitadas para este tipo de trabajo.