Axon Partners, Caixa Capital Risc o Cabiedes & Partners son sólo tres de la veintena de fondos nacionales que apuestan por el mundo emprendedor. La gran mayoría, de momento, invierten en etapas iniciales, aunque algunos también se interesan por las fases de crecimiento. Además, ya hay emprendedores que reinvierten sus beneficios en nuevas 'start up'.
Los business angels no son los únicos que se fijan en el mundo start up. La confianza en los emprendedores ha calado también en los fondos de venture capital que ven en estos nuevos proyectos potenciales empresas de éxito en las que invertir. Lejos queda ya septiembre de 2006, cuando echó el cierre el fondo de inversión Marco Polo. Un vehículo que nació al calor del boom de Internet de principios del siglo XXI y que logró reunir hasta 100 millones aportados por grandes compañías como El Corte Inglés, la antigua Caja Madrid, Indra y Unión Fenosa, entre otras. Su bajada a los infiernos hizo mucho daño al sector. Tanto, que ha costado recuperar la confianza entre los inversores.
Una década después el panorama es bien distinto. Los fondos de venture capital españoles están demostrando que el sector start up puede dar muchos réditos, aunque nunca esconden que este tipo de inversión es a riesgo. Axon Partners, Inveready, Cabiedes & Parners, Samaipata, Kibo Venture y un largo etcétera han demostrado su capacidad de gestión. "Algunos están gestionados por emprendedores de éxito, que tras la venta de su start up deciden invertir con un expertise financiero y del sector del capital riesgo", explica Carlos Guerrero, abogado responsable del área de innovación de Fornesa Abogados; y todos son gobernados por gestores profesionales con un importante track record.
"Nosotros sólo somos gestores de dinero", reivindica Carlos Conti, socio director de Inveready, quien explica que un fondo de inversión se pelea por el ahorro de los inversores que, en el caso del venture capital, en estos momentos en España sólo son, principalmente, family offices. Éstos cuentan con el apoyo público institucional del ICO y el CDTI o el Instituto Catalán de Finanzas, para invertir de la manera más inteligente en empresas emergentes (en su caso de base tecnológica) que tengan potencial de crecimiento, con carácter global y escalables, marcándose un horizonte definido para el exit. Un sistema que parece sencillo, pero que se enfrenta con un problema fundamental en España: la ausencia de fondos institucionales locales que inviertan en venture capital.
Esto hace que el potencial de dinero disponible sea mucho menor, redundando en menor inversión para las empresas. A los ojos de Javier Ulecia, socio fundador y CEO de Bullnet Capital y presidente de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (Ascri), "la mayoría de los fondos del private equity en los mercados internacionales procede de vehículos institucionales y grandes fondos de pensiones. En España aún debemos demostrar que podemos lograr buenos retornos para que los institucionales inviertan". Una opinión que comparte con Conti, quien reclama que el capital de las pensiones que el Estado gestiona -el fondo de reserva de la Seguridad Social- se invierta en algo más que en deuda pública nacional, al estilo de otros países como Estados Unidos, que cuenta con el vehículo de pensiones de los profesores de escuela de California (Calpers); Canadá, que dispone del Ontario Teachers' Pension Plan; o Noruega, con el Government Pension Fund, que son los principales inversores en firmas de capital riesgo local. "Estos fondos están invirtiendo en un retorno a largo plazo como es el nuestro, que son las pensiones del futuro. Bien es cierto que contamos con ejemplos como Fonditel, el fondo de pensiones de los empleados de Telefónica, que sí invierte en venture capital. Pero no es suficiente".
Ulecia cree que los gestores "dependemos mucho del dinero público del Fondico, del canal europeo de inversiones o del CDTI, por citar tres, cuando lo ideal sería no tener más del 50% de este tipo de dinero entre nuestros fondos".
Estos sabuesos del capital, pese a moverse en un mercado aún poco maduro, han demostrado que este tipo de inversiones puede ser muy rentable. Según el último informe de Ascri relativo al primer semestre de este año, "el volumen de inversión fue de 746 millones de euros en 296 operaciones", por debajo de lo esperado, "y las desinversiones continuaron a buen ritmo, alcanzando un volumen de 1.177 millones de euros en 107 operaciones". Y eso que, también según este informe, "el volumen y el número de operaciones de exit ha caído con respecto al mismo periodo del año anterior. Aun así, los datos siguen siendo muy buenos, si tenemos en cuenta que las desinversiones estuvieron prácticamente paralizadas entre 2008 y 2013, y continuamos con volúmenes superiores a ejercicios anteriores. Y es que este año se han vivido compras históricas, como la protagonizada por Ticketbis a manos de una filial de eBay por 165 millones de dólares (147 millones de euros); y la del outlet online Privalia, adquirido en abril por su rival, el grupo francés Vente-Privee, por 500 millones.
Estas astronómicas cifras se convierten en un buen motivo para muchos inversores de apostar por esta área de negocios. El deseo de continuar madurando el mercado y nutrirlo de la sabia necesaria para seguir avanzando son las principales razones para emprendedores como Carlos Blanco, Iñaki Arrola o José del Barrio, que reinvierten sus beneficios en nuevas start up. Para ejemplo, el de la última ronda de la firma de gafas de sol Hawkers, que levantaron 50 millones de euros en una operación liderada, entre otros, por los fundadores de Tuenti, Félix Ruiz y Hugo Arévalo. "Hawkers prefería contar con emprendedores como inversores", comenta Javier Ulecia.
Emprendedores
"Estos empresarios de éxito lideran fondos pequeños, dirigidos a etapas iniciales", explica Francisco Velázquez de Cuellar, socio director de Axon Partners Group. Una actividad necesaria en la construcción de un buen ecosistema emprendedor, que ya se practica en escenarios de referencia como el de Silicon Valley, con ejemplos como el de Peter Thiel, que cofundó PayPal y tras vender su participación invirtió en las fases semilla de empresas ahora tan relevantes como Facebook, Slide, LinkedIn, Friendster, Geni.com, Yammer, Yelp, Powerset, Vator, Palantir Technologies, Joyent y IronPort.
Sin embargo, no todos los emprendedores cuentan con la experiencia necesaria para gestionar un fondo de millones de euros. Velázquez de Cuellar advierte de que "en la mayoría de los casos, el emprendedor tiene una visión distorsionada del mundo financiero. Es difícil pasar de una mentalidad emprendedora a una inversora, sabiendo que son mundos completamente distintos". De ahí que no sean aislados los casos de fondos liderados por un trio clave: emprendedor, financiero y experto en el mundo corporate. Y para ejemplo el de Inveready, donde Josep María Echarri antes de inversor fue emprendedor, al poner en marcha Oryzon en 2002; Ignacio Fonts fue vicepresidente sénior en HP en Silicon Valley y conoce perfectamente cómo funciona la gran empresa, cuáles son sus protocolos y entiende su mentalidad; Roger Piqué, que aporta experiencia en estructuración de operaciones; y Carlos Conti, que ofrece el perfil financiero habiendo trabajado en banca de inversión. "Que los emprendedores reinviertan en start up es síntoma de buena salud del ecosistema. Sin ir más lejos, una decena de nuestros inversores son emprendedores que en su día pusieron en marcha una empresa que vendieron, en algunos casos, incluso con nosotros. También es bueno que el emprendedor se quiera reconvertir en gestor de un fondo, aunque ahí es necesario contar con todas las facetas que componen la inversión, operacionales y también financieras", asegura Conti.
Lo cierto es que "el sector se está profesionalizando cada vez más, así como el perfil del inversor. Todo gracias a los éxitos y experiencias que han ido teniendo. Existe también una proliferación de inversores con proyectos pequeños, y se está produciendo la entrada de nuevas organizaciones y otros fondos pequeños que comienzan a experimentar", cuenta Velázquez Cuellar.
En los últimos diez años, dice Carlos Guerrero, "se ha vivido una evolución en el perfil del inversor en start up. Hace una década había muchos menos financiadores y éstos eran, en su gran mayoría, fondos de capital riesgo especializados en tecnología. Los business angels apenas existían. Fue mucho más tarde cuando comenzaron a gestarse las redes de business angels y a crearse el ecosistema de inversores privados especializados en start up digitales. Y, por último, tras la publicación de la Ley 5/2015, de 27 de abril, que regula las plataformas de crowdfunding, el inversor medio que participa en rondas de inversión ha variado, predominando ahora un tipo de financiador que busca entrar en este nuevo mercado y que lleva a cabo sus primeras inversiones conjuntamente con otros inversores a través de este tipo de plataformas".
Carlos Guerrero, además, considera que el tipo de inversor actual "es más arriesgado que el de hace unos años. Si a este aspecto le añadimos que nos encontramos en la era cero (tipos de interés cero o intereses negativos ), el inversor debe buscar varias opciones para llegar a rentabilizar su capital. El inmobiliario ya no es una alternativa de inversión, pues es necesario apalancarse y el riesgo de reducción del valor es alto. El financiador percibe que la opción más acertada a medio y largo plazo es invertir en empresas, ya sean cotizadas o no. En este caso, la inversión en start up es de altísimo riesgo. Pero existen opciones que proporcionan la financiación alternativa de las compañías, como puede ser el MAB y las plataformas de financiación participativa, entre otras. La clave para el actual inversor es diversificar".
Por sectores
Es evidente que las áreas de negocio que despiertan más atención en estos momentos son aquellas vinculadas a la tecnología. Según el informe de Ascri, "los sectores que más volumen de inversión recibieron en el primer semestre de 2016 fueron productos de consumo (32% gracias a operaciones como Ramón Sabater, Masquepet, Arenal Perfumerías, Discefa, Gas Gas, Brasmar Distribuciones Juan Luna); informática (23% por operaciones como Ingesport); biotecnología (7%); y medicina y salud (6%). Además, en cuanto a la captación de nuevos fondos para invertir (fundraising), se mantiene un buen ritmo de actividad. El fundraising en este primer semestre siguió siendo activo y muchos gestores están en proceso de captación de nuevos fondos. En este periodo, los operadores nacionales privados captaron 1.100 millones de euros". Y eso que, como bien recuerda Conti, "todos llamamos siempre a las mismas puertas".
FUENTE: EXPANSION